Una historia de amor empieza por un pequeño detalle insignificante que lo cambia todo:
Una foto que te enseñan de alguien; un momento en que te cruzas con él y le miras a los ojos; un olor que te llega hasta dentro del todo; un comentario valiente que te dicen; un gesto que te hace gracia; el tono de voz; unas manos que te acarician… todo vale, y por absurdo que parezca, ese detalle minúsculo, que pasa desapercibido, es en realidad una bomba que estalla en el curso de tu vida y tu memoria y no hay marcha atrás.